Breve reseña de la Naqshbandiyya

La Vía que Maulana Baha al-Din (que Allah santifique su secreto) creó en Bujaráa a mediados del siglo XIV era la continuación de una larga tradición espiritual centro asiática, con dos siglos de antigüedad. Su iniciador había sido Jwaya Yusuf Hamadani (que Allah santifique su secreto), cuyo Janqah y mausoleo de Marv (Mari), en Jurasán (actualmente en Turkmenistán), eran considerados como la Kaaba de Jurasán. Este vía se conocía entonces con el nombre de Tariqa-i Jwayagan (la vía de los maestros). De sus sucesores, destacan al shaij Ahmad Yasawi (que Allah santifique su secreto)  quien dio origen a la orden Yasawí, que ganó adeptos sobre todo entre los nómadas turcos, y Jwaya Abd al-Jaliq Ghiyuvani (que Allah santifique su secreto) que encarnó el sufismo urbano de lengua persa, del que nació la Naqshbandiya.

Los dos aspectos esenciales que distinguen a esta vía de todas las demás cofradías sufíes ya eran característicos de la Tariqa-i Jwayagan;  la vinculación, a través de la silsila, con el califa Abu Bakr (Allah este satisfecho con el), en vez del Imam Alí (Allah este satisfecho con el), y el recuerdo silenciosa (Zikr-i Jafi). En efecto, según las tradiciones de la Naqshbandiyya, el Profeta (la paz y las bendiciones sean con el) le trasmitió el zirk vocal a Alí (Allah este satisfecho con el), y el silencioso, que se considera superior, a Abu Bakr (Allah este satisfecho con el). Después de Baha al-Din (que Allah santifique su secreto) la vía se destacó por su firme oposición al shi`ismo. Cinco eslabones de la silsila separan aJwaya Abd al-Jaliq Ghiyuvani (que Allah santifique su secreto) de Baha al-Din Naqshband (que Allah santifique su secreto).

A partir de la región de Asia Central, la cofradía se extendió por el Turkestán, Siria, Afganistán e India, hasta constituir en nuestros días una de las órdenes sufíes más extendidas.

Uno de los grandes hitos de la historia de la Naqshbandiya se sitúa en India durante el siglo XVIII, cuando Maulana Ahmad Sirhindi (que Allah santifique su secreto)  que era alumno de un enviado de Ajrar, Jwaya Baqi Billah, dio un nuevo vigor a la vía y volvió a formular su doctrina, enriqueciéndola con comentarios en una obra monumental, las Maktubat (Cartas). Esta obra tuvo, y aún tiene, un éxito sin par entre los naqshbandies de todo el mundo musulmán. Escrita en persa, pronto fue traducida a las principales lenguas del Islam, árabe, turco otomano, turco moderno y urdu. Es evidente que las Maktubat de Ahmad Sirhimdi  (que Allah santifique su secreto) llenaban un vacío importante en la historia de la cofradía desde Baha al-Din (que Allah santifique su secreto); la falta de un libro de referencia, que no podía ser una hagiografía, sino una exposición clara y concisa de la doctrina de la vía, Ahmad Sirhindi (que Allah santifique su secreto) también fue conocido como el "renovador" (muyaddid), y la cofradía, después de él, se llamó Naqshbandiya-Muyaddidi. Una vez más, pero ahora gracias a la pluma de Sirhindi, la Naqshbandiya se distinguió de las demás tariqas al tomar posición contra uno de los principales dogmas sufíes, formulado por Ibn Arabi, el de la unidad de la Existencia (wahdad al-wuyud). En un plano más político Sirhindi (que Allah santifique su secreto) ordenó a los soberanos mongoles que impusieran la Ley islámica (sharia) con más firmeza.

La expansión de la Naqshbandiya prosiguió en el siglo XVIII con su forma Muyaddidiya, y la cofradía llegó a regiones lejanas o recién islamizadas, al tiempo que se consolidaba en aquellas donde se había instalado desde el siglo XVI. En India, el hijo de Maulana Sirhindi (que Allah santifique su secreto), Muhammad Masum (que Allah santifique su secreto) y sus discípulos continuaron la obra misionera de Ajrar en dirección a oriente Próximo, hacia Meca, Medina, Turquía y Bosnia, utilizando siempre La Meca como centro de difusión. Asia central también acogió esta nueva versión de la orden y se rindió al hechizo de las Maktubat, que se leyeron hasta el país de los tártaros y el Volga.

En el siglo XIX apareció otro renovador. Maulana Jalid (que Allah santifique su secreto) y era de origen kurdo. Descubrió la Naqshbandiya-Muyaddidiya en La Meca con un derviche indio, y por consejo suyo viajó a Delhi, donde pasó varios años estudiando con Shah Ghulam Ali (que Allah tenga misericordia de el), de la ascendencia espiritual de Maulana Ahmad Sirhindi (que Allah santifique su secreto). De vuelta a Kurdistán, Maulana Jalaid (que Allah santifique su secreto) dio un nuevo aire a la Naqshbandiyya-Muyaddidiya, que de todos modos siguió estando marcada por sus orígenes indios, Fiel a Ajrar y a Sirhindi, Maulana Jalid (que Allah santifique su secreto) siempre insistía en la importancia crucial de la Ley Islámica y sobre todo, como Maulana Sirhindi (que Allah santifique su secreto) antes que él, desconfiaba de los infieles británicos e hindúes, preconizó la defensa del Islam frente a la penetración de las potencias cristianas. En el Imperio otomano, Oriente Próximo y los Balcanes, esta nueva forma de Naqshbandiya, llamada Naqshbandiya-Jalidiya, reemplazó a la Naqshbandiya-Muyaddidiya. A fines del siglo XVIII fue introducida en el Cáucaso, primero en Daguestán y luego en Chechenia, donde coordinó la lucha contra el invasor ruso y más tarde contra los soviéticos. Podemos citar los nombres del Imam Mansur (m. 1791), Qadi Mulla (m. 1832), Shsij Shamil y el checheno Uzun Hayi (m. 1920). La Jalidiya se introdujo, pasando por La Meca, en el mundo malayo, donde la había precedido la Muyaddidiya.

La Tariqa Naqshbandiyya contempla once reglas o principios, consideradas «palabras santas» (Kalimdt-i qudsiyya), que se hallan en la base de la práctica mística; las ocho primeras habrían sido elaboradas por el Khwaja 'Abd al-Khaliq Ghujdawani (que Allah santifique su secreto), uno de los maestros (Khwajagan) inspiradores de la Naqshbandiyya, mientras que las tres últimas fueron añadidas por el propio MaulanaBaha' al-Din Md. Naqshband (que Allah santifique su secreto). Especial importancia tiene el segundo de dichos preceptos, Nazar bar qadam, «fijarse en los propios pasos»; cada movimiento del peregrino (salik) en la vía debe ajustarse y dirigirse al logro de algún propósito divino, una práctica psicológica que constituye una ciencia del cuidado de sí.

En sus Maktubat (Escritos) el Shaij Ahmad Sirhindi (que Allah santifique su secreto) hace un análisis profundo de una de las reglas principales, el «viaje en la patria», que identifica con el llamado «viaje interior» (sayr-i anfusi), por la rememoración (yad dasht) que constituye desde su punto de vista, la esencia de la nisba naqshbandí, la más elevada forma de relación entre el sufí naqshbandí y Al.lah.

La cofradía sostiene que además del viaje en el mundo exterior (sayri afaqi) está el viaje espiritual (sayr-i anfusi) de retorno hacia Al.lah (baz gasht), viaje a la «patria original» que se realiza en el interior de sí mismo (apne batin meñ safar kama), vía de ascensión que se inicia con la atracción extática de Al.lah (jadhba). Al final de este viaje místico, totalmente vaciado de sí mismo, el peregrino espiritual, en lo sucesivo desligado del mundo por medio de la práctica ascética en la soledad en la sociedad (khalwat dar anjuman), experimenta la plenitud de Al.lah y comienza el viaje sin fin «a su propia morada» interior (safar dar watan)", donde los gritos devienen mudos, donde Al.lah es el todo en el todo.

Por ello los naqshbandíes aclaran que «se viaja de hecho hacia la soledad [interior] como si se tratase de una patria». El final de este viaje comporta para el místico su extinción o muerte voluntaria, el «morid antes de morir» (mutu qabla un tamutu), el «morir en sí mismo» del que ya hablaba Rumi como celebración del éxtasis supremo.

Las reglas de las cuales las cuatro primeras se consideran las más importantes son:
1) hush dar darn, (vigilar o tener conciencia de la respiración durante la plegaria repetitiva)
2) nazar bar qadam (observación de sus pasos, mirar dónde se pone el pie)
3) safar dar watan (viajar hacia su patria de origen)
4) Jalwat dar anjuman (permanecer en retiro entre los hombres: práctica ascética en la sociedad)
5) yad kard (invocación o rememoración de Allah; el término per. traduce el ár. zikr)
6) baz gasht (ár. tawba, acto de conversión o retorno a Allah)
7) nigah dasht (observación atenta, concentración sobre el objetivo divino)
8) yad dasht (conciencia de Allah, rememoración)
9) wuquf-i zamani (examen permanente de sus actos pasados y presentes)
10) wuquf-i ‘adadi (retención múltiple de la respiración o control del número de repeticiones durante el zikr)
11) wuquf-i qalbi (control espiritual del corazón).


Mustafa ´Ali
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1 comentario:

  1. Salam aleik hermano
    Quisiera saber que sheik ul islam sigue usted y si este le ha dado permiso para hacer este espacio

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